Personas literarias: cómo Mythoria te da una voz que es de verdad tuya

Quien cuenta la historia cambia la historia. Al escribir, ya sea un humano o una IA, definir una persona —el papel, el tono y el punto de vista del narrador— afecta al ritmo, al vocabulario, al diálogo e incluso a la emoción. Esta guía te muestra, de forma directa y sin florituras, cómo elegir voces (con ejemplos reales), qué aprendemos de Fernando Pessoa y cómo todo esto se convierte en una funcionalidad dentro de Mythoria.
Por qué hablar de personas (humanas y de IA)
Si alguna vez has devorado dos o tres libros del mismo autor y has pensado «Hmm, esto suena siempre igual», no te lo estás imaginando. Mucha gente consolida una voz y recurre a ella una y otra vez. Pasa con los superventas de estilo page-turner como Dan Brown, y la IA hace lo mismo si no le dices quién es al escribir. En la práctica, la persona es el papel que le das al modelo: cronista irónica de ciudad, cuentacuentos de pueblo, detective seco de los años 50… No es algo cosmético: orienta qué información entra (el tipo de detalle que busca el narrador) y qué sale (el estilo y la estructura del texto).
Las buenas prácticas para crear un prompt para la Inteligencia Artificial son claras: crear una buena persona desde el principio garantiza respuestas y contenido más consistente y más cercano a lo que el autor pretende.
Los puntos de vista que definen la voz
PDV = quién cuenta + desde dónde mira.
Primera persona — 1.ª
El narrador está dentro de la historia. Ofrece máxima intimidad, pero una visión parcial y, a veces, poco fiable (el «yo» puede equivocarse o mentir). Ej.: «Salí de casa convencido de que el plan iba a funcionar». En España, piensa en el pulso confesional de Javier Marías; fuera, el clásico es Holden de El guardián entre el centeno.
Segunda persona — 2.ª
Te habla directamente a ti. Inmersión instantánea y una complicidad poco común. Ej.: «Te abrochas el abrigo y te dices a ti mismo que todo va a salir bien». Es el guiño «meta» de Calvino en Si una noche de invierno un viajero, y funciona de maravilla en experiencias interactivas.
Tercera persona limitada — 3.ª
(focalizada)
La cámara se pega a un personaje y vemos el mundo a través de sus ojos. Es el truco de inmersión de Harry Potter: estamos casi siempre en la mirada de Harry. Ej.: «Ana se abrochó el abrigo; creía que el plan iba a funcionar».
Tercera persona omnisciente — 3.ª
(ojo de Dios)
El narrador lo sabe todo, comenta, salta en el tiempo y anticipa destinos. Benito Pérez Galdós brilla en este campo. Ej.: «Ana creía en el plan; no sabía que Rui ya lo había saboteado».
Objetiva / Cinematográfica
Sin acceso a las mentes, solo a lo observable, al estilo de una cámara de cine. Hemingway la usó mucho (ver «Colinas como elefantes blancos»). Ej.: «Ana se abrocha el abrigo. Llueve. Pasa un tren; ella no se mueve».
Las dimensiones de una persona
Para que Mythoria sea fácil de usar y, a la vez, potente, partimos de cinco dimensiones nucleares y añadimos tres dimensiones complementarias que puedes desplegar cuando quieras darle un toque más fino. El objetivo es que tu voz sea clara, coherente y ajustada al lector, sin necesidad de una mesa de mezclas con veinte botones.
Tono
Va de lo serio a lo humorístico. Un texto más serio privilegia la gravedad y el silencio («El silencio tras la noticia fue total»); el humor desmonta la escena con ligereza («La noticia cayó como una bomba y el silencio se hizo el sueco»). El tono es el color emocional de la página: cambia percepciones y expectativas.
Formalidad
De lo coloquial a lo académico. «Esto se va a liar» es íntimo y directo; «Todo indicaba una escalada de incidentes» es distante y técnico. La formalidad define la proximidad con el lector y las convenciones del contexto (cuento, crónica, biografía, informe).
Ritmo
Contemplativo o acelerado. Frases largas e imaginativas piden respirar; cortes secos y verbos de acción empujan la lectura hacia adelante. Ritmo bajo para la atmósfera y la reflexión; ritmo alto para la aventura, la comedia y la tensión.
Vocabulario
Sencillo o erudito. «El río corría deprisa» comunica sin fricción; «El caudal se precipita, turbio, en remolinos» aporta densidad y precisión. La elección depende de la edad del público, del género y de la intención (encantar, enseñar, documentar).
Ficcionalidad / Facticidad (Historiografía)
De la licencia poética al rigor factual. En el extremo ficcional, la clave de bóveda «bosteza, vieja de siglos»; en el factual, «El Puente de Piedra se concluyó en 1373; la clave presenta corrosión uniforme, de probable origen local». Cuando te inclinas hacia la facticidad, la persona se convierte en historiadora: fechas, lugares, personas reales, terminología precisa y cero invención. Perfecto para capítulos escolares, guías de museo y biografías.
Densidad de diálogo
Es la proporción de discurso directo frente a la narración. Mucho diálogo acelera el ritmo, nos acerca a los personajes y crea comedia y energía («—¿Te lo quedas? —Sí.»). Una densidad baja da espacio a la descripción, la introspección y la construcción del mundo. El secreto es alternar: una conversación sin escenario se convierte en «cabezas parlantes»; una narrativa sin diálogos se arriesga al «infodump».
Sensorialidad (también: imaginería/descripción)
Cuánto apelas a los sentidos y a la materialidad del mundo. Baja: «Rita cruzó el puente». Alta: «El granito húmedo le devolvió el frío a las palmas de las manos; el río olía a lluvia guardada». Usar bien la sensorialidad aumenta la inmersión y el recuerdo del lector, sobre todo en los más jóvenes. Si exageras, te arriesgas a un exceso de perfume literario.
Subtexto / Ironía
Es lo que no se dice, pero se entiende, y las tensiones entre lo literal y el sentido. Directo: «Estaba enfadada». Subtexto: «Sonrió despacio. Otra vez». Ironía: «Un plan impecable, sobre todo la parte en la que falla». El subtexto añade capas e inteligencia a la lectura; en público joven o en textos didácticos, úsalo con moderación para no perder la claridad.
Pessoa y compañía: los heterónimos como personas en serio
Durante mis estudios de bachillerato, aprendimos mucho sobre Fernando Pessoa —uno de los escritores portugueses más creativos e influyentes—, a la par que Cervantes, Benito Pérez Galdós o García Lorca. Pessoa no se limitó a los seudónimos: inventó heterónimos con biografía, estilo y visión del mundo propios. En el fondo, es un sistema de personas antes de que se pusiera de moda.
- Alberto Caeiro mira el mundo sin metafísica: «El río no es un símbolo; es agua que corre».
- Ricardo Reis es el estoico clásico de las odas medidas: «Acepta lo que traen los dioses; el resto es espuma».
- Álvaro de Campos es la ciudad al rojo vivo, del grito futurista a la intimidad de Tabaquería: «¡Motores! La ciudad palpita y yo con ella».
- Bernardo Soares, en el Libro del desasosiego, escribe en la penumbra del pensamiento: «La vida se me escapa entre los dedos como arena pensativa».
Moraleja: en Mythoria no hacemos imitaciones mecánicas, capturamos intenciones estilísticas. «A lo Pessoa», inspirándonos en el espíritu y la intención de su estilo.
Cómo funciona esto dentro de Mythoria
Las 5 personas esenciales: descripción, PDV, cuándo usarlas y ejemplo extendido
¿Quieres un arranque rápido sin perder matices? Aquí tienes cinco voces afinadas para familias, grupos y empresas. Cada entrada incluye descripción, PDV recomendado, cuándo usarla y un ejemplo extendido con el mismo escenario (Rita encuentra una llave antigua en un puente de piedra) para que veas la diferencia en la práctica.
1) El Cuentacuentos
PDV recomendado: 1.ª
persona o 3.ª
limitada.
Descripción: Voz cálida, empática y emotiva, con la cadencia de un abuelo que cuenta «una batallita». Se centra en los sentimientos, las relaciones y la moraleja, transformando recuerdos en relatos conmovedores.
Cuándo usarlo: Recuerdos familiares, la historia de una pareja, cuentos para dormir.
Ejemplo: «Cuando Rita cogió la llave, sentí el mismo escalofrío que me recorría cuando la abuela decía ‘a las cosas antiguas hay que tenerles respeto’. El río se calló un instante, como si nos escuchara. Guardamos la llave en el bolsillo, junto al corazón, y prometimos volver allí, no para buscar tesoros, sino para recordar que las historias, cuando caben en una mano, duran una vida entera».
2) El Narrador Aventurero
PDV recomendado: 2.ª
persona o 3.ª
limitada (múltiples focos).
Descripción: Transforma lo común en épico; lenguaje enérgico, imaginación desbordante y toques de fantasía. El niño (¡o el adulto!) se convierte en el héroe de su propia epopeya.
Cuándo usarlo: Historias infantiles/juveniles (dinosaurios, hadas, el espacio), viajes y eventos con aire de misión.
Ejemplo: «El puente se alza frente a ti como un dragón de piedra. Metes la mano en el bolsillo y la llave tintinea: es la señal. El mapa no está en el papel, está en los reflejos del río. ‘Misión Rita, fase uno: localizar la cerradura secreta’. Sientes que el viento te da un empujón de caballero. Si fallas, no pasa nada: los héroes también aprenden. Si aciertas, bueno… las puertas que se abren cuentan historias que nadie olvida».
3) El Reportero Divertido
PDV recomendado: 3.ª
objetiva/limitada (con apuntes de humor).
Descripción: Una crónica animada, ligera y con buen humor; capta la dinámica del grupo, las bromas internas y las pequeñas peculiaridades, como una retransmisión en directo.
Cuándo usarlo: Grupos de amigos, equipos deportivos, compañeros de trabajo; fiestas, viajes y eventos de empresa.
Ejemplo: «16:03 — Suceso en el Puente de Piedra. La agente Rita identifica un ‘objeto metálico no identificado’. Primeras reacciones: ‘¡Es del tesoro!’ (Mauro, el entusiasta), ‘¡Es de la cantina!’ (Bia, la realista). Se procede al peritaje: óxido, peso moderado, brillo cero pero carisma por las nubes. Deliberación del grupo: guardar la llave, hacerse una foto con caras raras e inventar tres teorías. Resultado: misión cumplida, recuerdo garantizado y un nuevo capítulo en la crónica de la pandilla».
4) El Educador Amigo
PDV recomendado: 2.ª
persona y 1.ª
plural (didáctico).
Descripción: Paciente, claro y motivador; usa preguntas sencillas, juegos de imaginación y ejemplos concretos. Enseña casi sin que se note.
Cuándo usarlo: Preescolar, materiales didácticos, terapia a través de cuentos (miedos, habilidades sociales).
Ejemplo: «¿Sabes lo que es una llave? Es un objeto que abre cosas cerradas. A veces abre puertas; otras veces abre ideas. Hoy Rita ha encontrado una llave en el puente. Vamos a pensar: ¿de qué material está hecha? ¿Qué tiempo hace? ¿Huele a lluvia? Si la llave pudiera hablar, ¿qué diría? Ahora hacemos un experimento: dibujamos el puente, pegamos un papel con la palabra ‘secreto’ y escribimos juntos qué creemos que hay al otro lado. ¿Ves? Aprender también es una aventura».
5) El Cronista Institucional
PDV recomendado: 3.ª
objetiva (o 3.ª
limitada con rigor factual).
Descripción: Claro, lineal y respetuoso; celebra hitos y biografías sin aburrir; organiza la información con fechas y nombres propios cuando existen.
Cuándo usarlo: Historias corporativas, homenajes, libros de memorias biográficos.
Ejemplo: «Rita encontró la llave a las 16:03, en el parapeto este del Puente de Piedra. El objeto presenta corrosión lamelar homogénea y una tipología compatible con la fabricación decimonónica. El grupo decidió preservar la pieza y registrar la ubicación, previendo una consulta posterior con el museo municipal. El hallazgo fue documentado con una fotografía de registro y una breve nota de campo».
UX (Experiencia de usuario): Un clic y tienes una voz coherente para el libro. ¿Necesitas múltiples puntos de vista? Bloquea la persona por capítulo.
Persona personalizada (para los que les gusta afinar)
Elige el PDV y ajusta Tono, Formalidad, Ritmo, Vocabulario y Ficcionalidad/Facticidad. Activa técnicas como el estilo indirecto libre, el narrador no fiable o la ruptura de la 4.ª pared. Cuando esté a tu gusto, guárdala como un preset y estará lista para el próximo libro.
Y tú, ¿qué persona literaria eres? ✨
Dime: ¿Sabio de Plaza, Cronista Eléctrica, Soñadora Lúcida… o inventamos la tuya desde cero? Mythoria te da la voz; tú le das el mundo. 🚀
Ahora que ya conoces las voces de Mythoria, ¿cuál es la tuya?
Si tu brújula apunta a la ternura y el recuerdo, eres El Cuentacuentos: pones manos a los afectos, arrimas el texto al corazón y encuentras significado en el pequeño gesto. Si prefieres transformar cada día en una aventura, ponte la capa de El Narrador Aventurero: coges lo cotidiano y lo empujas hacia la épica, porque todo niño merece sentirse el héroe de su propia página.
Si lo que más te tira es la energía de los grupos, quizás seas El Reportero Divertido: tienes ojo para el detalle que arranca sonrisas, guardas las bromas internas y haces de cada evento un momento para recordar. Cuando quieres enseñar con cuidado y cercanía, llama a El Educador Amigo: preguntas sencillas, ejemplos claros, un paso cada vez, y de repente, aprender se vuelve ligero. Y, cuando la ocasión pide respeto, fechas y claridad, asume el papel de El Cronista Institucional: celebras hitos, cuentas la historia como fue y dejas un registro que honra a las personas.
Elegir es simple: piensa quién debe hablar (PDV), para quién hablas (edad, contexto) y con qué intención (emocionar, aventurar, documentar, enseñar). A partir de ahí, elige una de estas cinco personas, genera un fragmento y ajusta lo que sea necesario con las dimensiones (Tono, Formalidad, Ritmo, Vocabulario, Ficcionalidad/Facticidad). Si lo necesitas, abre las opciones de ajuste fino (Densidad de diálogo, Sensorialidad, Subtexto/Ironía) y dale el último toque.
¿Listos para empezar? Elige la persona, escribe la primera línea y deja que Mythoria se encargue del resto. Tu historia ya tiene voz; solo falta imaginar. 🚀